El fin de semana pasado 28/29 de
Mayo, se celebró en las campas de Olárizu ( Vitoria) , la recreación de la
Batalla de Vitoria, donde las tropas
comandadas por el Duque de Wellington derrotaron a unas tropas Francesas
ya muy debilitadas al querer mantener
abiertos los frentes Ruso y Español (Qué error de estrategia ,Napoleón).
Los franceses venían derrotados del frente Extremeño y luego ya en
su retirada, sufrieron derrotas en Arapiles (Salamanca) y posteriormente en Vitoria antes
de salir por la frontera , dar por terminada la contienda y restaurar a
Fernando VII en el trono (Los ingleses metiendo como siempre las narices donde nadie les llama)
Y en este caso además de un
bonito espectáculo, me extrañó que esta representación se ciñera a lo que
realmente se vivía por aquél entonces y no como se hace ahora, que es intentar
cambiar torticeramente la historia, generalmente por intereses políticos y en
ocasiones porque la historia nos devuelve hechos que no queremos reconocer
porque nos son incómodos .
Pero los errores del pasado son
lecciones para el presente y futuro. Hoy no somos si no fuimos y no hicimos lo
que hicimos.
Fernando VII ha puesto a todos
los historiadores de acuerdo: fue sin duda el peor rey que ha tenido España. Fue
un rey autoritario, reaccionario, meapilas y totalmente absolutista. Si, el
deseado.
Pero la sociedad que se encontró
a su regreso de su secuestro francés parecía no haber cambiado. Y no solo en
España. Tras la derrota de Napoleón, las grandes potencias intentaron volver al
mundo anterior a la Revolución Francesa, como si ésta solo hubiera sido un
breve paréntesis en la historia. Ahora sabemos que aquél germen dio paso a las
grandes transformaciones sociales y políticas que disfrutamos hoy.
Pero cada país se tomo su tiempo,
y en el nuestro, Fernando VII se tomó el resto de su vida en remar contra la historia. Eso sí, apoyado por los altos mandos del ejército, del
Clero, la burguesía, los funcionarios de alto nivel y los diputados
absolutistas de las Cortes de Cádiz. Lo primero que hizo fue retrotraer al país
a los meses previos a la guerra: anuló todas las medidas adoptadas por las
Cortes de Cádiz, restituyó la Inquisición y las Instituciones del Antiguo
Régimen, restituyó también el régimen señorial, suspendió la Desamortización y
devolvió los bienes incautados a la Iglesia. La represión sobre los liberales
fue brutal , sistemática y sin garantías procesales etc. (1)
Fue el principio de una época muy
interesante en nuestra historia. Fernando tuvo que ver después cómo sus
generales se amotinaban (es la economía estúpido) y como le obligaban a aceptar el regreso de las
medidas liberales tomadas en las Cortes de Cádiz.
Pero como la cabra tira al monte,
volvió a llamar al de zumosol (los
100.000 hijos de San Luis, o Santa Alianza) para que le devolvieran su juguete.
Y de nuevo vuelta a empezar, pero ahora afortunadamente y quizás aprendido y
forzado por las circunstancias, paulatinamente fue modulando su gobierno e introduciendo
a técnicos liberales que maquillaron al final de sus días una forma de gobierno
antiguo en cuanto a su estructura, nefasto en cuanto a resultados (educación,
economía empresa, fiscalidad), funesto
en cuanto a instituciones (poder judicial, y separación de poderes, banca,
comercio etc.). En fin todo un modelo a no imitar.
Y si, al final de la
representación de la Batalla de Vitoria, los españoles gritaban “Viva Fernando
VII, Viva España”. Era el deseado. Así ocurrió y así nos lo contaron esa mañana
del Domingo 29 de Mayo 2016 en Vitoria Gasteiz.
(1) Manual de historia política y social de España. Miguel Martorell y Santos Juliá
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