lunes, 12 de junio de 2017

¿Porqué no Podemos?


Cuando un grupo quiere instituirse en caudillo o adalid de la limpieza democrática, de la anticorrupción y además erradicar el amiguismo, el enchufismo y todos los ismos que adolece la actual política y sociedad española,  se le debe exigir mucho más que al resto de los grupos a los que aspira a sustituir. Al fin y al cabo, a éstos ya los conocemos y sabemos hasta dónde pueden llegar. Allá cada uno con su voto.


No me vale que sean menos corruptos, ni siquiera que sean un poco corruptos, ni siquiera que quizás alguno sea corrupto. NO. Así se empieza. Y Así empezaron los partidos hace 40 años, sin apenas pecados, inmaculados. Tras 40 años de tejemanejes, se encuentran tantos dentro del talego como fuera. Y con la sensación desagradable de que todavía no se hace lo suficiente para evitar más corrupción. Pero sobre todo con cierta sensación de derrotismo y fatalidad en estos asuntos: es España, ya sabemos como somos, quien no la hace es porque no puede, eres estúpido si no te aprovechas, bobo del culo si pagas el IVA etc.etc.

Y no voy a relatar ningún caso donde líderes de la formación morada hayan pasado por los Tribunales, donde hayan sido desautorizados administrativamente o  hayan caído en los mismos vicios (legales o no) que aquéllos a los que pretenden sustituir. Llámenme extremista pero a estas alturas exijo todo o nada. Ya estoy harto. No puedo dar un voto a un grupo que me promete el cielo, cuando ellos no son precisamente arcángeles.

Y es que cuando alguien hace de la limpieza democrática, de la anticorrupción su único y último objetivo (y por ello, contarían con mi voto), debe ser inmaculado en su origen (no me valen gente con cierto pasado farragoso y obscuro). Sus miembros no deben tener culpas, no deben caer en los mismos deslices de la “vieja política”. Eso, o ser humildes para reconocer que la gestión del poder desgasta y corrompe. Si, a ellos también.

Y precisamente humildes no son. Y esa falta de humildad, de generosidad, de disputa y bronca continua, de actuar reiterada y obcecadamente con un tipo de estrategia que agota cualquier posible negociación política con otros, que queréis que os diga, me los hacen más humanos, menos mensajeros, menos bienaventurados y en definitiva más proto-casta. Y por ello no puedo votarles, por ser tan solo un grupo político más, con una idea fuerza y marketing distinto, quizás como corresponda a los nuevos tiempos, pero bajo esa capa, nada nuevo.  Y lo siento por mí.